Fuego que desde un rincón
me ofreces tus caricias tibias
y me ambientan para empezar
a entonar a capella tu canto,
sencillo, modesto, sincero.
Fuego de la humilde ruca campesina
encendido a flor de tierra
y que das calor, amor, ternura
a unos cuantos niños cansados de laborar,
de laborar tierras pobres y fatigadas,
de tantos ajetreos.
Fuego de la fragua y de la usina
que derrites metales
para los caprichos del Hombre,
del Hombre de Avanzada...
Desde el humilde clavo
hasta el cohete interplanetario.
Fuego de los Indios de Arauco
con sus danzas exóticas en sus machitunes,
pidiendo a Guanechén
o por el Bien, o por el Mal.
Fuego de los Indios
que arrasaron con Fuertes...
Como te bendigo, Fuego
por los valientes de la Antártica;
por los que abrigan en la casa del obrero;
por los que arrullas en los tiernos brazos de una madre;
por los que caminan y caminan y se detienen
para encenderte.
Fuego de los hogares,
desde el humilde brasero
hasta la más retocada chimenea,
BENDITO SEAS.
A ti, Dios Agni,
Dios del Fuego Bélico
no quiere cantarte.
No son hermosos los límites
ni las fronteras.
Es más hermoso el Fuego de la unión,
el Fuego de la hermandad,
el Fuego de la Libertad.
El Fuego del Amor de los Amores.
Tampoco te cantaré a ti,
Fuego de las Siete Lenguas
que, como Hidra Apocalíptica
devoras y devoras con lo que encuentras
en tu paso maldito.
AIRE. AGUA. TIERRA. FUEGO.
Elementos.
Autora: Elcira Bravo Rodriguez