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Estampillas
ALEXANDER BLACKWOOD
PRIMER MASÓN MÁRTIR DEL CUERPO DE BOMBEROS DE VALPARAÍSO
(1845 – 1869)
Autor: Manuel Romo Sánchez
 
A las dos de la madrugada del día 24 de febrero de 1869, las campanas del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso dieron la llamada de incendio. Un viejo edificio de tres pisos, situado en la quebrada del Almendro, entre las angostas calles de la Aduana y Cochrane, comenzó a ser presa de las llamas “en los altos ocupados por los empleados de los señores Alsop y Cía”.(1)
 
Dos horas más tarde el fuego tomó la acera sur de la calle de la Aduana incendiando la imprenta del diario “La Patria”, de propiedad del hermano Isidoro Errázuriz, y amenazó la casa del oriente, perteneciente a Magdalena Kiern de Manzano(2), donde estaba la imprenta del Universo, cuyo propietario era el hermano Guillermo Helfmann.
 
En la calle de la Aduana, por la acera norte, se quemaron las propiedades de Volwerk y Cía, Alsop y Cía., Robertson y Cía., Pearson, Jackson, Santamaría, Schutte Droste y Cía., casa habitación de Alsop y Cía. y casa habitación de Andrés R. Bello. Por la acera sur, se incendiaron las propiedades de Couve y Rondanelli, Ossa y Escobar, Lafuente y Sobrino, Carlos Rossell, C. von der Heide, Benito Manhenn, Francisco Carvallo, la Imprenta de La Patria, Quiroga y Cía., Juan R. Molina, Prieto Hermanos, el escritorio del abogado Troncoso, la Litografía de Jacobsen Hermanos y la casa habitación de Aguiar.
 
En la quebrada del Almendro se quemó la casa habitación de La Motte du Portail, la casa de martillo de Leonardo A. Dodds, “y varias otras habitaciones y escritorios”. (3)
 
En el combate contra el fuego participaron exitosamente las compañías 1ª, 2ª y 3ª y 34 marineros franceses del mercante “Megère”.
 
A las seis de la mañana, cuando se creía que el peligro había pasado y se trabajaba en la remoción de escombros, el derrumbe de una muralla sepultó a tres voluntarios de la Primera Compañía de Bomberos:
 
“Alrededor de las 6 de la mañana se procedió a remojar escombros que aún ardían. En efecto, el capitán de la Primera Compañía, don Carlos Rowsell, ordenó al sargento don Teodosio Budge, junto a tres bomberos, los voluntarios Blackwood, Lawrence y Rodríguez, ingresar con un potente chorro por Calle de la Aduana con El Almendro. Se encontraban en esa faena, cuando la bomba “La americana” falló mecánicamente, por su arduo trabajo, motivo por el cual, el sargento Budge abandonó el recinto para dirigirse a la bomba y tratar de reparar la falla. No había alcanzado a llegar hasta ésta, cuando un inmenso murallón de adobes orientado a la calle El Almendro, cayó sobre los infortunados Blackwood, Lawrence y Rodríguez que se encontraban en el interior del edificio, sepultándolos entre los restos aún humeantes del grueso murallón. Los cornetas ayudantes del comandante señor Cuevas, tocaron en arrebatadoras notas de auxilio. En forma vertiginosa, concurrieron bomberos de la Primera, Segunda de Agua, Segunda de Hachas y Guardia de la Propiedad para proceder al rescate de los infortunados pitoneros sepultados de la Primera Compañía, bajo toneladas de escombros humeantes.
 
“Muy pronto encontraron a la primera víctima entre el barro, la sangre y trozos de uniforme rojo. Se trataba de Alexander Blackwood. Su cuerpo se encontraba triturado por la muralla, y su casco, de suela y borde de bronce, había sido reducido a sólo dos pulgadas de espesor. Su muerte debió ser instantánea.
 
“Continuaron las labores de rescate y luego apareció el cuerpo del joven voluntario Eduardo Rodríguez, que aún vivía, pero agonizante. Gravemente herido, la muerte llegó pronto, ante la consternación de sus compañeros de bomba.
 
“La rebusca continuó, y se rescataron, con leves heridas, dos marineros del vapor mercante “Megère” y un campesino colaborador, afortunadamente sin lesiones.
 
“Tras nuevos esfuerzos de búsqueda y rescate, fue encontrado el cuerpo del voluntario de la Primera, Guillermo 2ª Lawrence, con una profunda herida que le atravesaba la frente y le partía la cara, en dos pedazos. Fue llevado a una casa particular, en la esquina de la Calle de la Aduana con la Quebrada El Almendro, donde hoy se encuentra la Bolsa de Valores de Valparaíso. Después de una dolorosa agonía, Lawrence, falleció a las 09.03 horas de la mañana, asistido por el cura de la iglesia de la matriz, monseñor Mariano Casanova, posteriormente Arzobispo de Santiago. A pesar que Lawrence era presbiteriano protestante, monseñor Casanova le impartió los últimos sacramentos católicos, aduciendo que existe un solo Dios”.(4)
 
Al nombre del Teniente Alejandro Farley, mártir de la 10ª Compañía de Bomberos de Valparaíso, caído en acción el 13 de noviembre de 1858, se sumaban ahora los de los mártires de la 1ª: Eduardo Rodríguez, Guillermo Lawrence y Alejandro Blackwood.
 
La ciudad de Valparaíso detuvo su actividad al día siguiente para participar en el homenaje que se les rindió a los héroes.
 
El cortejo fúnebre salió desde el cuartel general del Cuerpo de Bomberos e inició su marcha hacia el cementerio en el siguiente orden: la banda de música de la Artillería de Marina, todas las compañías de bomberos, la banda de la Artillería Cívica Naval, “los tres carros mortuorios, con sus uniformes sobre el cajón, tirados por dos miembros de cada compañía”, marinos franceses con sus respectivos oficiales, los Ministros del Interior, Hacienda y Justicia, el Intendente, la Municipalidad, el Cuerpo Consular, el Directorio del Cuerpo de Bomberos, comerciantes, oficiales de marina nacionales, el comodoro de Su Majestad Británica, oficiales extranjeros, “las cuatro logias masónicas, en número de 400 a 500, con el distintivo de una hoja de acacia”, gran número de particulares, “entre los cuales distinguíamos al diputado don Manuel A. Matta y su hermano Guillermo”. En total, entre cuatro mil y cinco mil personas.
 
La comitiva, en el orden mencionado, desfiló hacia el cementerio, “tocando las bandas de música marchas fúnebres”. Los restos de Eduardo Rodríguez fueron llevados al cementerio católico, donde se depositaron en la sepultura de la 3ª Compañía, después de una corta ceremonia.
 
“Los jóvenes Blackwood y Lawrence (5)  fueron sepultados en el cementerio protestante, donde sólo se permitió entrar a los bomberos y autoridades.
 
“Don Benicio Álamos González y don David Trumbull pronunciaron algunas palabras sobre las tumbas de esos jóvenes.
 
“Después tuvo lugar una corta ceremonia masónica.
 
“Los bomberos y particulares regresaron a las dos y cuarto de la tarde; despidiéndose el duelo en la plaza del orden”.(6)
 
El diario La Patria del día siguiente dio cuenta de la despedida que los hermanos masones ofrecieron a los mártires:
 
“Las sociedades masónicas de Valparaíso, acompañadas de un considerable número de masones extranjeros, acudieron también en cuerpo a rendir los últimos honores a las lamentadas víctimas del deber y de la humanidad y en especial al joven Blackwood, Segundo Vigilante y miembro querido de la logia Bethesda de esta ciudad. La institución masónica debía hacer acto especial de presencia en un caso como el de ayer, en que se tributaba tan alto y merecido homenaje a las grandes virtudes sociales que ella cultiva y procura desarrollar entre sus afiliados”.
 
Benicio Álamos González, a la sazón Director de la 9ª Compañía de Bomberos de Valparaíso, Venerable Maestro de “Unión Fraternal” Nº1 y Gran Orador adjunto de la Gran Logia de Chile, pronunció un emotivo discurso, en el cual expresó:
 
“El masón que trabaja misteriosamente por el progreso, por la filantropía y por la fraternidad humana, ejecuta por cierto una obra bastante abnegada, porque jamás la mano derecha sabe lo que ejecuta la izquierda. Pero al menos, al través de esos trabajos, hay ciertas consideraciones personales y la esperanza de garantir la felicidad de los suyos, multiplicando el número de sus hermanos.
 
“Pero el bombero voluntario ¿qué espera? Nada. Para él no hay glorias ni hay inmortalidad, no hay recompensas futuras. Todo lo hace para el bien de la humanidad, por la más pura y desinteresada abnegación”.(7)
 
El hermano masón David Trumbull, miembro de la Logia “Bethesda”, a la que pertenecía el mártir Alejandro Blackwood, y pastor de la Iglesia Presbiteriana, pronunció un discurso de carácter religioso.
 
En Santiago, el drama conmovió también a la ciudadanía. Todas las compañías de bomberos pusieron sus banderas a media asta y las cubrieron con crespón negro en señal de duelo.
 
El día 27 de febrero la 1ª Compañía de Bomberos de Santiago y la Compañía de Salvadores y Guardia de Propiedad de la misma ciudad, enviaron sus condolencias.(8)
 
La familia del bombero Blackwood escribió una carta para agradecer a las autoridades, a los bomberos y al público, “por sus manifestaciones de respeto y simpatía hechas en memoria este amado y malogrado joven”.(9)
 
El Directorio del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso escribió una sentida carta a las familias de los bomberos mártires. En parte de ella expresa: “El cuerpo de bomberos conservará imperecedero el recuerdo de esas preciosas víctimas y su primer deber, mientras exista, será guardar de la manera más solemne tan querida y triste memoria (…)”.(10)
 
Dos días antes, el 4 de marzo, la Primera Compañía de Bomberos de Valparaíso, representada por su Director, Francisco C. Brown, y Carlos E. Browne, agradece las condolencias recibidas. Su dolor es aún mayor, por cuanto estos voluntarios se habían incorporado hacía poco tiempo a la institución: “Profundamente nos ha impresionado ver a tres estimados compañeros, que apenas se incorporaban en nuestras filas para combatir nuestro enemigo común (…)”.(11)
 
La única nota discordante en esta sumatoria de homenajes al valor, a la entrega y al amor por la humanidad, la puso la Revista Católica, de Santiago, que describió el funeral como un acto profano, donde “no podían tener cabida las ceremonias y preces prescritos por la Iglesia en la conducción de los cadáveres al lugar sagrado en las solemnes exequias, desde que se conducían a la vez los de personas de distintas creencias, y el convoy era una mezcla de fieles con protestantes y católicos excomulgados”.(12)
 
El hermano Alexander Blackwood había nacido en 1845 y era carpintero. Fue el peticionario Nº 245 para ser iniciado en la Logia “Bethesda” de Valparaíso; la solicitud la presentó el 13 de noviembre de 1865. Su aplicación fue aceptada en este Taller masónico el 11 de diciembre del mismo año. Para el período 1867-1868 había sido elegido Segundo Vigilante.(13)
 
El 21 de junio de 1869, la Logia “Justicia y Libertad” Nº5, de Santiago, destinó una Tenida Fúnebre para honrar la memoria del hermano Alejandro Blackwood.
 
 
NOTAS: 

(1) La Patria, Nº 1706, Valparaíso, 24 febrero 1869. (El lugar corresponde a las actuales calles Prat, Urriola y Cochrane).
(2) Esposa del masón Esteban Manzano.
(3)Op. cit.
(4) Texto del Bombero Honorario de la 1ª Compañía, don Jorge Humberto Bonilla B. (Correo electrónico del 14 octubre 2005), a quien agradezco, al igual que al voluntario Juan Portilla P., a cargo de los contactos por Internet, y a la Oficialidad de la “Bomba América”.
(5)Guillermo Lawrence había llegado hacía poco de Europa, donde había estado estudiando, enviado por su familia. En el viejo continente había pasado seis o siete años. El joven Guillermo Lawrence era hijo del hermano masón del mismo nombre, en este momento con sus negocios en Tomé, que había sido iniciado en la Logia Unión Fraternal, de Valparaíso, el 4 de enero de 1854, y que se encontraba radicado en la zona de Concepción, donde había participado, en 1856, en la fundación de la Logia “Estrella del Sur”.
(6) La Patria, Nº 1707, 25 febrero 1869.
(7) La Patria, Nº 1708, 26 febrero 1869.
(8) La Patria, Nº 1710, 1º marzo 1869.
(9) La Patria, Nº 1711, 2 marzo 1869.
(10) Carta dirigida al padre de Guillermo 2ª Lawrence. (La Patria, Nº 1711, 2 marzo 1869).
(11) La Patria, Nº 1739, 7 abril 1869.
(12) Citado por La Patria, Nº 1718, 10 marzo 1869.
(13) Información del V. H. John Enos, de la R. L. “Bethesda”, de Valparaíso.