Copyright 2015 © Todos los derechos reservados
Web Design PaginasWeb7pro.com
Email de Contacto: antologiabomberil@msn.com
                       
DOS MARTIRES, UN POEMA

1
¡Ay mi Comandante! ¡No hay agua mi Comandante!
¡Ay mi Comandante! ¡No hay agua! ¡No hay agua!
¡Agua para estas llamas terribles y voraces!
¡Agua para esta furia que el infierno desata!

Así entre la humareda está gritando González.
Y a su voz sólo responde el gripar de las llamas...
El Comandante que ha visto la muerte en cien combates,
se calla, porque ese día hay que combatir sin agua.
Se calla porque ese día, manda a sus hijos al “frente”,
con el pecho sin escudo; con el brazo sin espada...
¡Agua mi Comandante! ¡No hay agua! ¡No hay agua!
Así González grita; así va gritando Céspedes.
Mientras cruzan los umbrales de la gloria y de la muerte.
¡Y con el alma en pedazos, el Comandante se calla.

2
¡Ay mi Comandante! ¿No hay agua mi Comandante?
¡Ay mi Comandante! ¡No hay agua! ¡No hay agua!
¡Agua para estos cuerpos que la fiebre deshace!...
¡Agua para estos labios que de angustia se abrasan!
Así sobre su lecho está clamando González;
Así Céspedes dolido en su lecho quizá clama...
Y el Comandante que siente su rudo puño crisparse
--Tal entorno de un acero-- ¡como una tumba, se calla!

¡Y no rompa su silencio; no lo rompa Comandante!
¡Porque ese silencio grita; ese silencio clama!
¡Es el silencio de hombre a quien le arrancan el alma!
Porque al oir ese grito quisiera darle su sangre,
cuando al irse hacia la muerte, se va diciendo González:
¡Hay mi Comandante! ¡Mi Comandante no hay agua!

3
¡Piedad para Oscar Céspedes y para Manuel González!
¡Piedad para estos hermanos de nuestra familia sacra!
Que se fueron con los labios dolidos y sangrantes,
¡Pidiendo en vano al cielo una gota de agua!

¡Piedad para los que quedan en torno del estandarte,
y juran que como ellos procederán mañana!
¡Piedad para los que tienen alma de héroes y mártires
para que cuya sed de gloria es sólo una gota de agua!
Pero más piedad, hermanos; piedad, piedad a raudales,
para que aquellos que no sienten esta sed que nos abraza:
¡Que no saben lo que dicen! “Que no saben lo que hacen!”.
Y que no escucharán nunca en la noche de sus almas,
esa voz que al Comandante las entrañas le desgarra:
¡Ay mi Comandante!  ¿No hay agua mi Comandandante?

Autor
Carlos Augusto Larraguibel
Voluntario 5.a Cía. Iquique
14/08/1929

+ Fermín Oscar Céspedes
+ Manuel  González  Véliz
Mártires 12.a Cía. Iquique
05/07/1929