“INCENDIO”
Vibra la alta campana; el viento ruge;
elévense las llamas en la altura,
forma el humo columna de espesura
y el edificio enrojecido, cruje.
Como roja cascada de escarlata
como infernal serpiente destructora
que envuelve, que se enrosca, arrasa y mata,
crea el fuego su acción devastadora;
y contra el elemento que destruye
el cuerpo heroico y salvador afluye.
¡Beneméritos hombres! No hay proeza
que supere a misión tan abnegada.
en su labor de indómita grandeza
es más noble del hacha la fiereza
que el cañón, que el fusil y que la espada.
Y así entre el formidable torbellino
el héroe – benemérito se arroja
no en lucha abierta y ruda de asesino
que hiere, que desangra, que acongoja,
sino bregando victorioso y fuerte
en sus santas jornada aguerridas,
en sus batallas de valo henchidas,
corriendo estoico en busca de la muerte
para salvar del fuego humanas vidas.
Y el edificio enrojecido cruje;
forma el huma columna de espesura,
elévense las llamas a la altura
y el bronce suena, al par que el viento ruge.
¡Oh!, sonora campana... al infinito
sigue lanzando tu vibrante grito;
no acalles ese acento con que clamas,
que de la infamia humana en vilipendio
brota en mi corazón voraz incendio...
mas nadie acude a sofocar sus llamas!
José M. Bejar
Gentileza del Superintendente del Cuerpo de
Bomberos de Coquimbo - 1971