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Estampillas
¡FUEGO!

En la casucha miserable y vieja
del arrabal, en donde todo es duelo,
y donde cada corazón lanza una queja
de miseria, dolor y desconsuelo,
allí surgió la pavorosa llama ...!

Es la ruina ...

Lloran las gentes y el incendio brama
y aquí brilla feroz y aquí ilumina
con cárdenos reflejos de agonía...

Y suena a la distancia el Esquilón,
que, a pesar del desastre, es alegría...
y en medio de la angustia es corazón...

Su sonido estremece y nos asombra.
Ruge, crepita y se retuerce el fuego!

Talam...Talam...

- En el silencio suena -

Turba la calma y el silencio turba
de toda la ciudad...

Turba y ¡Raudas pasan las bombas!...
Es un estrépito terrible que suspende,
y por las almas lúgubres se extiende...

Carros de guerra, baterías..... trombas.
Es la guerra moderna.
Es el combate bello,
que del mundo ilumina la caverna.

Con raro destello...
Es la lucha suprema
contra el vil egoísmo, y la amargura
que profanan aún nuestro planeta.

Es la lucha más pura
entre todas las luchas,
al servicio del débil el atleta.

La vida ardiendo entre la Muerte obscura;
ante la Voz del Escarnio, la de Vida;
ante el grito de Odio, el que remide,
una Mano de Amor, que se alza erguida
para todo el que sufre y el que gime...







Talam...Talam...

El Esquilón, Medroso anuncia el fuego
a toda la ciudad...

Talam...Talam...
 

Y el dolor, la inquietud, el insosiego,
ante la tenebrosa claridad
que las llamas producen a lo lejos,
a todos los cerebros ensombrece,
porque los cárdenos reflejos
anuncian la tristeza del Desastre.
Y el desastre estremece
a todo el que lo mira o que lo arrastre...

¡Pero ellos van allá...!
Los guerreros del Fuego... Los Guerreros
en cuyos cascos imprimió la Muerte
el título terrible de Bomberos...

Son ELLOS, los que rinden a la Suerte,
vida, salud, gloria y amores;
ELLOS, son los Conquistadores
de heroicos triunfos que ninguno acalma...

Marchan a la contienda bravamente;
los incendios los ungen con su llama
y con el fuego se nimba cada frente...

Talam...Talam...

En la casucha miserable y vieja
del arrabal, en donde todo es duelo,
y en donde cada corazón lanza una queja
de miseria, dolor y desconsuelo,
del incendio voraz la llama sube!
Talam...Talam...
Y es la tragedia convertida en mole,
que roja, tronadora, horrible y densa,
con su sangrienta luz todo lo llena,
y entre humareda y chispas se condensa
cual una gran Plegaria de la Pena.
Y ELLOS llegan...
Son los HOMBRES DE AHORA!
Son los del Sacrificio;
Son los que oyen la Hora,
estén donde estén, hasta en el Vicio...
Son los Conquistadores, 
en cuyas Hachas escupió la Muerte
el olvido de todos los amores
con las Letras Terribles de la Suerte.
CLAUDIO DE ALAS