Talam...Talam...
El Esquilón, Medroso anuncia el fuego
a toda la ciudad...
Talam...Talam...
Y el dolor, la inquietud, el insosiego,
ante la tenebrosa claridad
que las llamas producen a lo lejos,
a todos los cerebros ensombrece,
porque los cárdenos reflejos
anuncian la tristeza del Desastre.
Y el desastre estremece
a todo el que lo mira o que lo arrastre...
¡Pero ellos van allá...!
Los guerreros del Fuego... Los Guerreros
en cuyos cascos imprimió la Muerte
el título terrible de Bomberos...
Son ELLOS, los que rinden a la Suerte,
vida, salud, gloria y amores;
ELLOS, son los Conquistadores
de heroicos triunfos que ninguno acalma...
Marchan a la contienda bravamente;
los incendios los ungen con su llama
y con el fuego se nimba cada frente...
Talam...Talam...
En la casucha miserable y vieja
del arrabal, en donde todo es duelo,
y en donde cada corazón lanza una queja
de miseria, dolor y desconsuelo,
del incendio voraz la llama sube!
Talam...Talam...
Y es la tragedia convertida en mole,
que roja, tronadora, horrible y densa,
con su sangrienta luz todo lo llena,
y entre humareda y chispas se condensa
cual una gran Plegaria de la Pena.
Y ELLOS llegan...
Son los HOMBRES DE AHORA!
Son los del Sacrificio;
Son los que oyen la Hora,
estén donde estén, hasta en el Vicio...
Son los Conquistadores,
en cuyas Hachas escupió la Muerte
el olvido de todos los amores
con las Letras Terribles de la Suerte.
CLAUDIO DE ALAS