Son los bomberos de Chile, nobleza, orgullo y valor;

y de esta patria hermosa, son ellos su mejor blasón.

En sus almas llevan, entusiasmo, fe, ideal y amor:

En ellos no caben intereses mezquinos, ni duda; sólo corazón.

Al gemir la sirena en el viento, corren presurosos,

dejando hogar, oficina y solaz;

y pasan por sus calles cual modernos centauros colosos

llevando con ellos la esperanza, el consuelo y la paz.

Suben las escalas, estiran las mangueras, y el agua brota en chorro salvador;

y entre el humo y las llamas, semejan ángeles dentro de ese infierno,

que luchan por salvar las vidas, con denuedo y valor,

porque en sus pechos, el ideal arde con fuego eterno.

Trabajan las hachas, brillando y cortando certeras.

Y si alguno cae, otro lo reemplaza lleno de coraje.

El fuego es lucha y desafío, y no hay que arriar bandera,

porque para ellos, decirles descanso, sería un ultraje.

Caballeros del fuego, de santa cruzada, llenos de heroísmo,

y que, en un minuto, entregan sus vidas, en suprema ofrenda,

sin mirar, si detrás de esas llamas espera el abismo.

Cumpliendo el deber, firmes y seguros, siguen su senda.

Mártires de todas las edades, jalonan su ruta

sangre noble y generosa que riega esta tierra

y en lágrimas viriles, su pendón enluta;

son cicatrices que ellos ostentan, en esta su guerra.

Cantemos lores y glorias, a tanta entrega generosa,

que al pensar en ellos, se nos llena el alma de emoción;

porque los bomberos, son de la bandera, otra estrella hermosa,

y del himno patrio, la mejor nota de nuestra canción.