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 CUERPO DE BOMBEROS DE CONCEPCION
 

MANUEL VILCHES VASQUEZ, 3a COMPAÑIA, +28/11/1937

Muerto en acto de servicio el 28 de Noviembre de 1937, cuando el carro de la Compañía se dirigía bajo su mando al lugar siniestrado, colisionando con la bomba de la Cuarta Compañía que también se dirigía al lugar. Un Monolito ubicado en la esquina de las calles Las Heras con Caupolicán recuerdan el fatídico suceso.

OSVALDO FUENTES SARAVIA, 2a COMPAÑIA, +23/10/1941

(Información elaborada por voluntarios de la 2a. Cía. de Concepción y enviada por Oscar Pereira Jiménez)
Osvaldo Fuentes Saravia, había nacido en el año 1924, era el mayor de siete hermanos, sus padres eran Don Osvaldo Fuentes y Doña Lauriana Saravia.  Cursó sus estudios primarios en la Escuela Publica N° 7 de Concepción, ubicada en esa época en calle Tucapel esquina Carrera. Pertenecía a la rama juvenil del “Deportivo Lord Cochrane”.
 
Llevado por su espíritu y sus ganas de cooperar al presupuesto familiar, comenzó a trabajar desde muy pequeño, se desempeño también como empleado de la radio “El Sur” de Concepción.
 
Este mismo espíritu lo llevo a ingresar a la Segunda Compañía de Bomberos de Concepción, sin saber el fin que el destino le tenía preparado.  Es aceptado como Bombero Voluntario por el Directorio General de la Institución con fecha 16 de Octubre de 1941.
 
Son alrededor de las 22:40 horas del Jueves 23 de Octubre de 1941 de aquella fatídica noche cuando se da la alarma de incendio en la casa “Gleisner y Compañía” ubicada en calle Lincoyan entre Comercio (actual Barros Arana) y O’Higgins.  Pero este había comenzado su obra destructora a las 22:10 horas aproximadamente produciéndose un lapso angustioso, el cual contribuye a que el fuego tome tal incremento, que los bomberos, minutos después de la alarma, constatan que el edificio arde con violencia, resignándose solamente a orientar sus esfuerzos a circunscribir el fuego para evitar una catástrofe de mayores proporciones.  Al llegar al lugar autoridades tanto de Bomberos como Civiles estas constatan que el edificio de la firma comercial es una gran hoguera que ilumina la triste noche Penquista.
 
El Comandante del Cuerpo de Bomberos y sus Oficiales, en reunión rápida, organizan desde los primeros momentos la labor de salvamento, coordinación de la acción de las seis  compañías que asisten a la llamada (esa era la cantidad total de compañías existentes en esa época en la ciudad), pero no se puede efectuar una labor de extinción eficaz, debido a que las bombas no entregan la presión necesaria para abastecer a todos los pitones allí distribuidos.
 
Además se puede comprobar que el material no es muy adecuado para combatir este incendio de tanta magnitud, contribuyendo con esto a la rápida propagación del fuego.
 
Estas deficiencias deben ser suplidas por actos de heroísmo y de arrojo, rayando en un absoluto desprecio por las vidas de los Voluntarios Bomberiles.
 
Es así, como dos voluntarios trepan a uno de los balcones en la mitad de la cuadra de calle Lincoyan, a más o menos tres o cuatro metros de lo más intenso del fuego, donde la violenta combustión ha transformado este edificio en una hoguera, cuyas llamas cubren virtualmente la calle.
 
Es necesario que sus Oficiales, imperiosamente, les llamen repetidas veces y hay que lanzarles chorros de agua para evitar que se transformen en antorchas humanas.  Cuando se deciden a bajar, ya el mismo pavimento de la calle es una verdadera plancha candente insoportable de pisar.
 
La labor de los voluntarios es prácticamente titánica y superior a toda expectativa y gracias a su esfuerzo puede aislarse del peligro al Telégrafo Comercial, por Barros Arana y al Club Alemán, por O’Higgins, evitando asimismo que pueda ser afectado por el fuego la Tesorería Provincial, edificio que en la calle Barros Arana había sido reparado con un segundo piso todo de madera, después del terremoto de Enero de 1939 y que en esos momentos tiene que ser rociado constantemente por numerosos chorros de agua.
 
Es tal la intensidad del calor sofocante que invade la atmósfera que el edificio que ocupa la Caja de Crédito Popular, en Lincoyan con O’Higgins (actualmente en esa esquina se encuentra el Banco BCI), amenaza de un momento a otro en ser foco de un nuevo incendio como así mismo todas las construcciones de la cuadra afectada de la calle Lincoyan y el propio edificio del Banco Alemán en la esquina de Barros Arana.
 
 El fuego comenzó a propagarse por el interior del edificio del Telégrafo Comercial, viéndose precisamente el personal obligado a poner a salvo mobiliario y libros, mientras los bomberos haciendo uso de la escala telescópica (Marca Magirus, actualmente en proceso de restauración) y desde una gran altura lo combaten intentando evitar que el edificio sea destruido por las llamas, este trabajo logra sus frutos ya que este edificio no sufre daño alguna por la acción de las llamas.
 
Cuando por el exterior de la “Casa Gleisner” por calle Barros Arana, los bomberos combaten el fuego varios de ellos se introducen a su interior por el segundo piso, pero fue en vano su intento de poner a salvo mobiliario de oficina porque el intenso calor les impide avanzar profundamente dentro del edificio teniendo que retroceder para alcanzar al balcón desde donde descienden a la calle.
 
En esta incursión se retira en último término el joven Voluntario de la Segunda Compañía OSVALDO FUENTES SARAVIA, el que no alcanza a sus compañeros, al abrazarlo una inmensa lengua de fuego, con el abrazo sublime de la muerte, cediendo el piso bajo sus pies y poseído de un inmenso pánico cae en un infierno de llamas y humo hacia la planta baja del edificio. De inmediato se hacen desesperados esfuerzos para rescatarlo. Una vez logrado este intento al retirarlo con ganchos y envueltos sus compañeros de la segunda en sacos húmedos se comprueba que el joven voluntario Fuentes tiene quemaduras que difícilmente puede soportar.
 
Con la urgencia que el caso requiere es trasladado a una ambulancia donde ante la consternación de sus compañeros de bomba que en filial expresión de dolor lo acompañan, fallece con las perladas gotas de una cristalina transpiración que se asemeja a una corona diáfana colocada en virtud de su heroísmo.
 
Este desgraciado suceso hace penoso el siniestro y por la ciudad entera corre en pocos minutos la trágica noticia de la muerte del Voluntario de la Segunda Compañía OSVALDO FUENTES SARAVIA, provocando un sentido de pesar en toda la comunidad penquista.
 
Su cuerpo es traslado al Cuartel de la Segunda Compañía para el levantamiento en el de la capilla ardiente para ser velados sus restos, para que sus compañeros de ideal y bomba le rindan el ultimo homenaje a quien con entusiasmo y fogosidad ingresara a las filas de Segunda Compañía.  Este voluntario hacía solo unos pocos días había sido ingresado a las filas de la Segunda Compañía y este era su bautizo de fuego el cual lo llevo a la posteridad como el primer mártir de la compañía, el mas joven del Cuerpo de Bomberos de Concepción y probablemente el más joven del país con solo 18 años recién cumplido y 15 días como Voluntario de la Institución.
 
Un balance de este siniestro da cuenta de un muerto, 4 heridos graves, mas de 100 personas pierden su fuentes de trabajo y se calcula en más $10.000.000.- de pesos en perdidas materiales (según fuentes del Diario “El Sur” del 24 de Octubre de 1941).  Los heridos fueron los voluntarios Leoncio Benavides de la 1° Compañía, Oscar Freire de la 6° Compañía, Patricio Pérez Gacitúa y Jorge Sheliebener ambos de la 2° Compañía, este ultimo fallece años más tarde a causa de las heridas sufridas durante este incendio, las cuales al igual que las de Pérez Gacitúa son por el rescate del Voluntario OSVALDO FUENTES SARAVIA.
Sus funerales se efectuaron el Sábado 25 de Octubre y a el asistieron de legaciones de Cuerpos de Bomberos de Talcahuano, Penco, Coronel, Lota, Tome, Chiguayante, Banda del Apostadero Naval de Talcahuano, Club Lord Cochrane del cual era miembro, Autoridades Civiles y Castrenses.  En el campo santo una avión del club aéreo de Concepción lanzó pétalos de rozas en el momento en que su cuerpo era ingresado al mausoleo institucional en el cual descansan sus restos hasta el día de hoy.

Y como reconocimiento de la ciudad de Concepción, ocho años mas tarde la Ilustre Municipalidad de Concepción, representada por su Alcalde Señor Gastón Bianchi Oyarzún en una solemne ceremonia coloca una placa recordatoria en el muro de la firma comercial, precisamente en el mismo sitio donde el Bombero Voluntario FUENTES SARAVIA inmolo su vida en el cumplimiento del deber.
 
Esta placa dice : “LA CIUDAD DE CONCEPCIÓN RINDE HOMENAJE AL VOLUNTARIO DE LA 2° COMPAÑÍA DE BOMBEROS, OSVALDO FUENTES SARAVIA, CAIDO EN EL CUMPLIMIENTO DEL DEBER” 23 DE OCTUBRE DE 1949; Gastón Bianchi O., Alcalde: Orlando Baetting E., Enrique Ibieta E., Leocadio Cifuentes S., Héctor Echáis M., Mario Sáez L., Juan B. Méndez U., Alfonso Urrejola y Julio Rojas S., Regidores.
 
De esta manera la comunidad de Concepción rinde su homenaje al Bomberos Voluntario de la Segunda Compañía OSVALDO FUENTES SARAVIA, para que las futuras generaciones de penquistas y bomberos no olviden su entrega por el prójimo y espíritu de servicio que lo llevaron a entregar el don mas preciado de todo ser humano SU PROPIA VIDA en el cumplimiento de este ideal.

LUIS SOTO OLIVA, 5a COMPAÑIA, +19/12/1948
 
Corría el 19 de diciembre de 1948 cuando en la ciudad penquista los voluntarios de la Quinta Compañía de Bomberos disfrutaban del nuevo cuartel inaugurado hacía poco más de dos meses, el 16 de octubre.

Sin embargo, los ánimos de alegría y satisfacción por haber renovado su casa bomberil quedaron en el olvido tras la muerte en acto de servicio del mártir del Secretario de la época, Luis Soto Oliva, quien en su calidad de bomberos voluntario cumplió con la promesa de dar la vida si es necesario.

La Quinta Compañía de Bomberos de Concepción, “Bomba Reino de Bélgica”, pasó a conformar parte de la lista de la casas bomberiles que ven partir a uno de los suyos, a causa de un accidente en un acto de servicio, en donde uno de sus voluntarios en su afán por entregar un servicio de emergencia a la comunidad demostró la valentía y coraje, sólo con el fin de cumplir con su deber.

ENRIQUE CARCAMO CONTRERAS, 3a COMPAÑIA, +06/08/1949

Fallecido el 6 de Agosto de 1949 en el interior del inmueble siniestrado mientras intentaba rescatar al dueño de la tienda comercial "Modas Laco", en el gigantesco incendio que afectó al Arzobispado de Concepción.

VIDAL SALGADO JEREZ, 1a COMPAÑIA, +06/05/1972

Murió, trágicamente, como producto de la colisión entre el carro de la compañía y un bus del recorrido Baquedano-Hualpencillo, a las 19:50 hrs. del sábado 6 de mayo de 1972. Sus compañeros recuerdan, así, el trágico hecho: Esa tarde se encontraban en el casino de la compañía algunas personas, entre las que destacaba el honorario Carlos García Vergara, quien invitó a los presentes a tomar una bebida. Como lo hizo en voz alta, el teniente segundo, que se encontraba allí con su novia (su boda se celebraría en julio del mismo año), exclamó: "no se vaya a morir, don Carlitos". Así las cosas, el alegre grupo disfrutaba de una agradable velada cuando sonó la alarma de incendio. Los voluntarios presentes dejaron todo y corrieron al cumplimiento del deber y abordaron el carro que manejaba Ismael Bastías. El accidente se produjo como consecuencia de no respetar la micro Hualpencillo el paso del carro. El resultado no pudo ser más trágico, Gumercindo Vidal perdió la vida y el entonces inspector de máquinas Luis Rubio Contreras, se fracturó el cráneo y salvó milagrosamente. En primera instancia se informó que Vidal y Rubio estaban muertos. Desde ese trágico día, los voluntarios de la Primera, honran a su querido camarada desaparecido.

JOSE MANUEL PACHECO SILVA, 1a COMPAÑIA, +26/06/1975

Falleció el 20 de junio de 1975, a las 12:00 hrs., en el camino a Penco. El segundo mártir de la Primera Compañía tenía 40 años al momento de su fallecimiento. El es un claro ejemplo de cumplimiento del deber en toda circunstancia y lugar. José Manuel Pacheco había ocupado varios cargos dentro del Cuerpo. El día de su muerte se dirigía -en comisión de servicio de su trabajo- desde Concepción a Penco. Frente a la Villa Universitaria se encontró con un choque de dos taxibuses que produjo numerosos heridos. Con presteza Pacheco Silva se bajó a prestar ayuda. Por lo increíble, el caso fue ampliamente difundido por la prensa local, toda vez que el choque derribó un poste y los alambres quedaron en la vía. Mientras el voluntario avanzaba hacia el lugar de los hechos pasó un tercer taxibus que tiró de los cables y éstos arrastraron el poste, que impactó y mató al instante a José Manuel Pacheco.
 
JONATHAN GONZÁLEZ SANHUEZA, 8a COMPAÑÍA, +11/09/2008

ANIBAL RÍOS VÁSQUEZ. 8a COMPAÑÍA, +11/09/2008
 
Poco antes de la medianoche del 10 de septiembre, voluntarios del Cuerpo de  Bomberos de Concepción acudieron a la alarma de incendio, que se declaró en la vivienda asignada con el 2552 del pasaje Antena, en el Cerro La Pólvora de Barrio Norte. Las llamas eran muy intensas y no tardaron en propagarse a otras cuatro viviendas.
 
Cuando los voluntarios llegaron al lugar, los gritos de desesperación de los vecinos los alertaron sobre un hecho terrible. Dentro de la casa donde se inició el fuego se encontraba Adriana Fonseca. A pesar que intentaron rescatarla, la mujer de 76 años que sufría una enfermedad, que le impedía moverse normalmente, murió atrapada por las llamas. 
 
Pero las desgracias no terminaron con la muerte de esta madre de seis hijos y la extinción de las llamas. Según la información entregada en el lugar de los hechos por la fiscal Marcela Bustos: “Tras la remoción de escombros y la cuenta que hacen al final de cada incendio, Bomberos determinó que faltaban dos voluntarios”.
Dos jóvenes de la Octava Compañía del Cuerpo de Bomberos de Concepción, quedaron atrapados por las llamas y fallecieron en el lugar. Aunque en una primera instancia no se entregaron sus identidades, cerca de las cinco de la madrugada, la institución confirmó que los fallecidos eran Jonathan Isaías González Sanhueza (23 años)  y Aníbal Andrés Ríos Vásquez (21 años). Según fuentes de la institución, los voluntarios cayeron desde el segundo piso de una de las viviendas, cuando intentaban rescatar a la anciana.