“UN PRESENTIMIENTO A TIEMPO”
Segundo Lugar del Tercer Nivel
Autor: Kristel Díaz.
Edad: 16 años.
Colegio: Centro Educativo “La Puerta de Colina”.
Curso: Segundo año Educación Media.
Comuna: Colina.
Región: Metropolitana.
* * *
Esto sucedió el año 1991. A una joven llamada Isadora le llegó una carta a su colegio, buscó a su amiga y se fueron a leerla al baño. Al abrirla leyó esto: “Primero me presento, mi nombre es Kevin, tengo 20 años y quiero decirte que desde que te vi no te he podido arrancar de mi mente. Yo soy un estudiante de comunicaciones de la Universidad de Chile y si quieres saber más de mi aquí está mi teléfono: 578903.
Un beso. Kevin.”
A Isadora le gustó mucho la carta, pero no se imaginaba quién se la había mandado. Su amiga la convenció para que llamara a aquel teléfono y así averiguar algo más de Kevin.
Isadora se animó y marcó. Contestó un joven con dulce voz y ella preguntó por Kevin. Él de inmediato reconoció la voz de la joven e ilusionado dijo:
- Isadora ¿eres tú?.
- Sí, te llamé para saber quién eres realmente. Soy tímida y me da miedo pensar que sólo eres un estúpido.
- No, no pienses eso. Soy muy buena persona, te pido que nos juntemos en el paradero de tu escuela a la salida para confesarte algo.
- Ahí estaré – respondió ella y cortó – En ese instante, tocaron el timbre de salida y se fueron, Isadora y su amiga, a encontrarse con Kevin.
Al llegar al paradero reconocieron a todos, menos a uno que por lógica tendría que ser él. Él corrió a su lado, la miró y le dijo que era hermosa. Ella le dijo que también era lindo, pero que le confesara eso luego, porque iba a llegar su madre a buscarla. El joven medio nervioso, pero sin rodeos, le dijo que no era estudiante, que era bombero y que eso lo llenaba de orgullo, pero había mentido por temor a que ella lo rechazara. Isadora lo miró fijo le dijo que lo admiraba mucho, pero que nunca más le mintiera, le dejó el teléfono y caminó hacia el auto de su mamá con su amiga.
A la amiga no le pareció bien que Isadora le hubiera dado su número a cualquiera, pero la joven quedó enamorada con las miradas y las palabras de Kevin y no le importaría lo que dijeran los demás acerca de la posible relación entre ellos.
A las seis en punto, sonó el teléfono en la casa de Isadora, pero para mala suerte de Kevin contestó la madre de la joven. Él preguntó por ella, pero la señora se dio cuenta de que la voz no era conocida y de muy malas ganas le dijo que su hija estaba ocupada y que no volviera a llamarla nunca.
Él se sintió pésimo, pensó de inmediato que las cosas no serían fáciles y que tendría que luchar bastante para conseguir la que quería.
Esperó hasta el lunes para volver a ver al amor de su vida. Ella también había estado contando las horas para verlo. Desde aquel lunes, se vieron a escondidas, ya que a Isadora hasta sus amigas la habían dejado sola por haberse enamorado de un pobre bombero que no le ofrecía nada de nada.
Su madre le negaba que lo viera, ya que él no le podría dar nada, ningún futuro con quien trabajaba voluntariamente.
Se les hizo un hábito juntarse todos los días en la Compañía de Bomberos en la que él trabajaba. Conversaban de sus cosas; él de las “aventuras” diarias, de lo bien que se sentía salvando vidas ajenas.
Los dos se sentía orgullosos de aquel oficio, ya que sabían que lo más lindo que puede decidir un ser humano es ser bombero. Trabajan por vocación y se conforman con lo que tienen.
Ya llevan cinco meses pololeando, cuando él llegó un poco más tarde a la Compañía. La joven estaba preocupada, pero al ver que él llegó con una bolsa se calmó; la bolsa tenía una caja de chocolates para ella. A ella le encantó el detalle y se acordó que el fin de semana no estarían sus padres en la casa y lo invitó a cenar.
El día sábado se juntaron, cenaron y se divirtieron, pero esa noche también se amaron y se prometieron amor de por vida. Él le dijo que pasara lo que pasara la iba a cuidar, estuviera donde estuviera. Parece que presentía lo que iba a suceder. Ella le demostró que lo amaba con toda su alma y que nunca se le iba a olvidar lo que con él estaba viviendo y que esas palabras permanecerían en su mente por siempre... Después de unas horas, él volvió a su casa feliz...
Jamás olvidaré esa noche, porque la muchacha que vivió esa hermosa noche soy yo, jamás olvidaré a Kevin, el amor de mi vida.
Han pasado trece años y no se me han olvidado sus besos ni sus palabras y la caja de chocolates con todo el cariño de mi corazón.
Lo único triste que pasó en mi historia es que él me dejó sin saber que el fruto de nuestro amor iba a nacer. El día lunes después de ese sábado, me enteré que dentro de mí se estaba desarrollando un ser hermoso que nos pertenecería a los dos.
Ahora entiendo mejor las cosas que me dijo, él no sabía lo que iba a pasar, pero de alguna forma Dios lo hizo presentirlo. El domingo, él no llegó a la Compañía, más bien dicho, en la Compañía no había nadie. Me fui y por medio de la televisión, me enteré de un incendio en la población donde yo vivía. Era la casa de mi amiga y él ya no está a mi lado por salvarle la vida a ella. A pesar de todo lo que ella habló de él, a él no le importó y sin pensarlo dos veces, entró a rescatarla.
Hoy mi hijo tiene doce años y está convencido de que se dedicará a salvar vidas como lo hizo alguna vez su padre. Yo lo apoyaré siempre, porque aprendí que existe gente con verdaderos valores que arriesgan hasta su vida sin pensar en recibir nada a cambio.