EL ÁNGEL DE LAS LLAMAS
MENCIÓN HONROSA- III NIVEL
Natalie Parra Coloma
14 años
I Medio Padre Manuel D`alzon, Lota
“V Concurso Nacional Escolar de Pintura y Cuentos, Bomberos de Chile". 2002
Corría hacia allá y volvió.
María, desesperada, lloraba y no sabía qué pensar. Su mamá, Silvia, le gritaba entre sollozos que arrancara, que buscara aquella forma de lograr salir .
- ¡ María, corre!- le grita Silvia, su mamá.
Al intentar salir, María volteó su cabeza y vio cómo el enemigo fuego está consumiendo su muñeca. María desesperada trató de salvarla, pero en aquel instante sintió la mano de su madre en la espalda que le decía:
- ¡ Levántate, es hora de ir al colegio!
Al oír eso, María saltó de la cama y abrazó a su mamá. Toda aquella angustia había quedado en el sueño.
Después de haber tomado desayuno, María cogió sus cosas y partió con dirección al Colegio.
En el camino se cruzó con un joven todo de negro, el cual comenzó a conversar con ella.
María sintió un gran alivio cuando él le dijo que era bombero. Recordó aquel sueño que perturbó toda su noche.
Al llegar al colegio, conversó con su profesora sobre cuál era la función que cumplen los Bomberos de Chile.
El tema dio que hablar las dos primeras horas de clase.
Se llegó a varias conclusiones y la señorita les encomendó a cada niño una tarea: entrevistar a un bombero, el cual les contara de lo que se trata su trabajo y contar las diferentes experiencias vividas cumpliendo aquella labor.
De regreso a su casa, pensó volver a encontrarse con aquel bombero que le había inspirado tanta confianza en la mañana al ir al colegio.
Negativa fue su esperanza, ya que llegó a su casa y no lo volvió a ver.
María, con aquella cara de exclamación. Silvia, su mamá, le preguntó qué le ocurría.
María le contó lo sucedido y Silvia pensó en acompañarla a la Compañía de Bomberos para que allí pudiese entrevistar a uno. Para sorpresa de María, en la Compañía había una foto del Bombero que le había inspirado calma y confianza. María preguntó por él y, para sorpresa, el Capitán Jara que le había atendido le dijo que él no se encontraba, ya que hacía unos dos meses que se encontraba desaparecido.
María le dijo al Capitán Jara que ella lo había visto en la mañana como lo estaba viendo a él.
De repente, sonó la sirena y el Capitán corrió hacia la oficina.
María, al darse cuenta quién era el que se deslizaba por el tubo, nada menos que Marcos, el bombero de la mañana, no le pudo hablar, ya que él corrió hacia la puerta y se perdió.
Pasaron varias semanas y esta pequeña niña de 7 años no podía sacarse de la cabeza a Marcos. Ella pensaba que éste a lo mejor podía haber vuelto y no lo sabrían. Muchas veces rogó a su madre que la acompañara a la Compañía para saber algo.
Aquel día llovía a chuzos, María no fue a clases, su madre le encendió la estufa, ya que el frío no se aguantaba en aquellas casas tan helada.
María, como toda niña, jugaba y tenía una pieza dedicada sólo a eso. Jugaba con su muñeca y pronto la dejó lejos de ella, pero cerca de la estufa. María vio como su madre se alejaba a comprar, no tardaría tanto, pero en un abrir y cerrar de ojos, vio cómo su muñeca está en llamas al igual que la alfombra.
María, en pocos segundos, se vio rodeada de fuego y no encontró salida. De pronto, por la puerta humeante apareció Marcos, y la tomo en brazos y la llevó por las escaleras que conducían al primer piso y la sacó de la casa.
Afuera, estaban los vecinos y María salió caminando gracias a la ayuda de Marcos.
Cuando llegó su madre, no podía creer cuánta desgracia, se acercó una vecina y le comunicó que bomberos venía cerca. Cuando llegarían, con sorpresa de María y la señora Silvia, se bajó el Capitán Jara quien le dijo:
- Nos volvemos a encontrar, amiguita, pero qué lástima las circunstancias.
María no se contuvo y le preguntó qué sabían de Marcos. El Capitán le dijo que aquel día que ellas habían ido, cuando sonó la sirena reportaron que Marcos se encontraba fallecido.
El Capitán Jara no podía entender tanta preocupación por Marcos. María no podía comprender lo que el Capitán le había dicho.
¿Cómo una niña de siete años podía entender que la persona que le salvó la vida estaba muerta, si ella había estado, no hacía más de diez minutos con él ?
El Capitán Jara, desconcertado, no podía creer lo que María le decía. En aquellos momentos de desconcierto los chicos de la Compañía habían extinguido todas las llamas.
De pronto, salió Marcos de la casa con la muñeca preferida de María la cual se suponía que se había quemado en el instante que él la sacó de su casa en llamas. Para Silvia fue algo sin explicación, ya que ella sabía que ya había incinerado.
Nadie pudo borrar aquellas huellas que dejo aquel episodio en una niña de tan corta edad.
Esta situación se dejó estar y María no la conversó nunca, pero cada año la nueva Comandante María entrega información a niños sobre su labor, pensando que a lo mejor así lo hizo Marcos y lo hacen varios bomberos a lo largo de Chile.
Por todo eso: ¡¡¡¡ BOMBEROS CHICOS BUENOS!!!